Debemos reconvertir todo lo que nos han enseñado: Planta un hijo, tén un árbol, lee un pinche libro...

miércoles, 29 de junio de 2011

El cosmos del curioseo

El mundo se ha vuelto curioso. Todos y cada uno de sus habitantes han terminado por contagiarse de tan impertinente ejercitamiento; la dispocisión, de repente, parece constituir el complemento absolutista, casi dictatorial por descubrir lo nuevo que podría encontrarse dentro de lo nuevo y claro está, entendiendo como "nuevo", a todo aquello se encuentra a la espera de ser descubierto.

El contagio por tal afición, terminó por convertirse en una epidemia que contaminó a todos. Los seres humanos parecen zombies ahora, pero zombies realmente vivos, regocijantes de vida y no como esos "muertos vivientes" de la ficción terrorífica caminando sin rumbo fijo, ávidos de glotonería cerebral, carne humana para alimentarse y sin saber realmente qué es lo que quieren. ¡Sí!, así igual que como los vemos en las películas y que nada tiene de diferente a la realidad que se vive fuera de este cuento en donde los humanos coexisten de igual manera. En la vida "real", pa' que me entiendan.

Los primeros infectados de tan afortunado suceso, fueron notables por detener el tráfico en una de las arterias de mayor circulación vehicular. ¡Casi ocasionan un accidente!, una carambola de vehículos automotores cuando decidieron parar sus autos simplemente para contemplar, absortos, la maravilla que ostentan dos caracoles al deslizarce plácidamente en su andar y "a gran velcidad". -¡No mames! ¡Qué chingonería! ¿Te habías dado cuenta de la estela plateada que deja la baba cuando se seca, de este par de cabrones?- Le compartía con tan soez interrogante, uno de ellos al otro.

No tardaron en sumarse a tal acto sin importancia, toda una multitud de enardecidos conductores para extender su incomformidad a ese par de irresponsables; (y con la seguridad de reprenderlos enérgicamente), decidieron hacer... ¿Qué iban a hacer? Olvidaron por completo su cometido. Al llegar al lugar de los hechos e infectarse por el contacto cercano de los ya curiosos infecciosos (que casi ocasionan el accidente), sucumbieron de igual manera.

Uno de ellos se mantuvo renuente para no sucumbir a la locura de los demás contagiados; esa misma renuencia lo llevó a mirar el cielo nocturno. Ese simple acto lo inmovilizó, lo conmocionó y comenzó a preguntarse si las estrellas que miraba, solo resplandecían con luz visible porque esa luz que veía, ahora la escuchaba. -Las estrellas no solo las vemos, si se dan cuenta, también se pueden escuchar- Le decía a los que se encontraban a su alrededor y sin importarle si realmente lo escuchaban.

-¡Ya las ví! ¡Ya las escuché!- Decía el que se encontraba a su lado -¡Y también tienen olor! ¡Esas estrellas huelen a nosotros, a todos nosotros!- Detrás de este par de "locos", una mujer decía: -¿Ya sintieron eso? ¡La Tierra se mueve! ¿Ya lo sintieron? ¡Cierren los ojos y no piensen en nada para sentir!-

Los casos de infección por curiosidad, siguieron y prosiguieron en un eterno etcétera. Imagínenlo ustedes mismos, sean curiososos.

Cosmos, en griego, es más o menos lo mismo que cáos. La gente a perdido la cordura, el planeta se encuentra inmerso en una interminable sucesión de ilusiones, de soledades, de nadas, de vida real. La curiosidad gobierna en estos momentos y ese simple hecho alivia de cierta manera la verdad inescrutable de los enunciados anteriormente descritos. 

La curiosidad, rejuvenese, vamos a darle cabida. ¡Qué si no otra cosa le puede dar sentido a nuestras vidas! (¿?) La curiosidad nos mantiene vivos. 

Yo creo que viviré dentro de este cuento; lo he decidido...

FIN

sábado, 25 de junio de 2011

El demonio

Basado en un hecho real:

El demonio habitaba su casa, no cabía la menor de las dudas. Al despertar, el dolor que sentía detrás de su cuerpo, en su espalda, solo establecía que no había sido una pesadilla como lo pensaba, y menos aún cuando ese dolor lo sentía físicamente. Se dio el valor de ir al espejo para revisarse y ver con sus  propios ojos, absortos e incrédulos, que los moretones y rasguñoz eran reales, palpables y que evidenciaban una terrorífica realidad que no terminaba por concebir en su mente lógica.

Cuatro "Padres Nuestros" constituían la oración en las horas nocturnas para salvaguardarse así misma, y sin creer realmente en dichas oraciones, (entelequias recomendadas por un sacerdote), las recitaba fervientemente antes de dormir. De nada sirvieron, su suplicio la perseguía en cada anochecer, después de dormitar y caer rendida por el sopor. 

Los psicotrópicos auto-recetados parecían dar mejores resultados, pero solo por breve tiempo. Dichos medicamentos solo funcionan para atender a personas con problemas "maniaco-depresivas", y ella no lo era. Su madre la instaba siempre a seguirlos tomando porque, de cierta manera, aliviaban su sufrimiento.

Cuatro años pasaron entre oraciones, medicamentos, psicólogos, psiquiatras, más medicamentos, más oraciones, el internado en un hospital psiquiátrico, camisas de fuerza, cuartos acolchonados, otro tipo de medicamentos "experimentales" y demás etcéteras. Los resultados seguían siendo los mismos: cada noche, al dormir, recibía el castigo iracundo de un demonio eufórico y cada vez más vigoroso en su tarea nocturna por causarle daño.

Agobiada por tales tormentos, una noche se decidió por escaparse del hospital psiquiátrico. Su entendimiento no daba para más, su racionalidad la confundía y ya no sabía distinguir entre lo falso y lo verdadero. El encierro en dicha institución, constituía una compensación inexplicable que se traducía en dos demonios: uno que la atormentaba de día y otro que se regocijaba con ella todas las noches.

Al encontrarse en "libertad" y fuera del hospital psiquiátrico, llevó a cabo el ritual de todos aquellos que se encuentran inmersos en la desesperación: la angustia y la desesperanza por aliviar el sufrimiento inconcebible que se radicaliza y se traduce en un estúpido acto de valor por quitarse la vida propia; ella, se suicidio... Apareció en los diarios de corte amarillista al otro día, los encabezados decían lo siguiente: 

"ACTO FATÍDICO DE ENFERMA MENTAL CONMOCIONA A LA LOCALIDAD AL SUICIDARSE COLGADA CON ALAMBRES DE PÚAS QUE RESGUARDAN EL HOSPITAL DONDE SE ENCONTRABA INTERNADA ANTES DE SU FUGA" (sic) (Stultus vindemia!!)

Su madre "llora la pérdida" de la hija, pero tres días después, recibe una cuantiosa suma de dinero resultado de una herencia del padre biológico (fallecido hace 5 años) de la hoy occisa. El testamento dictamina lo siguiente:

"(...)para mi hija, que no me conoce, ni me ha conocido, dejo la cantidad de... y las propiedades concebidas por mi persona, (dictadas en este testamento) en vida, para que sirvan de sustento por los daños ocasionados y los derechos que le negué al no reconocerla como tal. Si ella no se encontrara (sic) presente en la lectura de este documento, por hallarse molesta y decidir no aceptar mis dádivas traducidas en un arrepentimiento, dejo los presentes patrimonios a su madre biológica para que les dé el mejor uso que su amor por ella, ha de sustentarle por haberla educado sin mi presencia. Sea ésta mi última voluntad(...)

La madre se encuentra ante el notario, llora, (sus lágrimas histriónicas son merecedoras de cualquier premio a la actuación). Al salir y haber firmado los documentos necesarios que le otorgan los derechos como albacea, esboza la más perversa de las sonrisas. Lo demás, ustedes imagínenlo!!

¿Con cuánta fascinerosa e inescrupulosa facilidad, se puede llegar a conseguir y concebir un fin ambicioso, depravado, perverso y a todas luces terrorífico para extinguir una vida inocente?

No cabe duda, el demonio existe y recide entre nosotros, ¿quién le va a dar tregua? (¡!)

FIN

viernes, 24 de junio de 2011

El sentido de la vida

Para Abigaíl, amiga de una amiga...

-¿Pero qué sentido tiene la existencia cuando te has matado media vida estudiando y terminas siendo simplemente una ama de casa?- Se pregunta la protagonista de este cuento.

Dos años han pasado desde muchas y variadas vicisitudes, descalabros y dolor por encontrar "la felicidad". La vida es injusta, entendámoslo.

Ella sigue atada a los convencionalismos sintiendo que el fracaso la carcome: -No he hecho nada de mi vida, no he explotado todos mis "conocimientos" y sigo aquí, ligada a lo que soy, a lo que decidí ser, pero no me encuentro- Piensa hacia sus adentros sin entender que ese "no me encuentro" (que en el fondo acepta), solo significa un rotundo "no acepto mi realidad".

Abigaíl se siente encerrada, sola, desamparada tal vez, pero no se ha dado cuenta y no termina por comprender que los "encierros" que experimenta, solo constituyen el primer paso para liberarse, para sentirse liberada... ¿de qué? de los propios prejuicios que se ha inventado contra si misma.

Ella misma se ha programado inconscientemente, para vivir la realidad que vive en estos momentos. Es más, ni siquiera se ha detenido a pensar que la vida no tiene sentido. Si aceptara ésta simple premisa, se aclararía muchas cosas.

Cuando Abigaíl termine por aceptar que la vida no tiene sentido y que precisamente nos encontramos PARA ESO, PARA DARLE SENTIDO A NUESTRAS VIDAS a cada segundo, a cada minuto, a cada hora, a cada día, a cada semana, en cada mes y año por el cual nos corresponde VIVIRLA y disfrutarla, entenderá por fin que su existencia tiene y conlleva al mayor de los sentidos:

El estudio, no es lo mismo que el conocimiento, pero si el estudio te lleva al conocimiento y entiendes a éste último como tal, ¿qué esperas? entonces transmítelo... ¿A quién? ¡A tus hijos!

No necesitamos de dinero o posesiones materiales para sentirnos o ser "exitosos". Si la vida te da limones, aprende a hacer limonada (dictamina por ahí una vieja canción). Y si en lugar de limones, la vida te otorga descendencia, hijos a los cuales tienes que dedicarte... ¡Qué mejor! ¡Éducalos! ¡Convierte a esos hijos en buenas personas! ¡En las mejores personas! ¡Construye con ellos tu mejor obra de arte! Eso es lo que necesita en estos momentos éste mundo patéticamente adormecido. Cuando Abigaíl lleve a cabo tales recomendaciones, habrá cumplido con su verdadera misión en este universo "infinito".

FIN

miércoles, 22 de junio de 2011

La emancipación compasiva

A René lo "picaron" las hormigas cuando trató de salvar a una de ellas que, a su parecer, se encontraba sola, desamparada y lejos de su hormiguero. -Es que la quería llevar con sus hermanitas- le dijo a su madre cuando ésta lo atendía de las picaduras.

Gustavo se empeña en regresar al mar todo tipo de vida marina que encalla en las playas cada que la marea sube más de lo normal y deja varadas a tanta variedad de especies en la arena y lejos del agua marina. Toma lo que puede en su playera que convierte en un saco y luego arroja su captura de regreso a esa inmensidad acuífera.

Mercedes es más refinada, protege a las orugas de su jardín y ante la acometida de los depredadores naturales de éstas últimas, las arropa, corta ramas de los árboles y luego las introduce en la seguridad de su cuarto para que cumplan con tranquilidad su metamorfosis. Su mejor regalo, es verlas construir un capullo para después salir del mismo convertidas en hermosas mariposas.

Roberto es considerado un "niño problema" porque siempre se empeña en liberar a los pajaritos que su padre compra para mantenerlos prisioneros dentro de jaulas de alambre. No comulga con la idea de mantenerlos encerrados e infelices. Su empatía, le da para razonar de esa manera y a sus escasos 10 años de edad, ni siquiera sabe el significado de dicha palabra, solo ostenta la seguridad dentro de sí mismo, de que cualquier acto que atente contra la libertad, no es correcto. -¿A poco te gustaría que a tí te mantuvieran encerrado?- Le dice a su padre cada que lo regaña por sus "rebeldías".

Yo era más simple, más básico cuando niño. El dinero que me daba mi madre para gastar en la escuela, y si necesitaba algún "refrigerio", lo guardaba, me aguantaba el hambre y al salir de clases lo invertía en comprar ranas. Guardaba el dinero que me daban y después lo invertía para pagarle a un desconocido que siempre nos aguardaba a la salida de la escuela con peceras atiborradas de animalitos acuáticos. Las ranitas eran lo más barato que tenía, y por consiguiente, lo que se encontraba más a mi alcance para poderlas llevar. Al llegar a mi casa las liberaba a todas en mi jardín.

Como adulto sigo tratando de defender la vida en cualesquiera de sus variedades. Hace poco regañé a un amigo que asesinó a un pobre grillito que se metió a su casa; sintió la solemnidad de mi reprenda por tan nefasto acto y me dijo que no tenía sentido "clavarme" demasiado por defender la vida de un simple bicho. Me encabroné, le platiqué todo acerca de los párrafos anteriormente escritos y le dije lo siguiente: -¿Tú quién eres para decidir la vida de otros seres vivientes y más aún cuando ellos, por antonomasia, les corresponde mayor derecho a existir que a tí y a mí en este mundo?-

Preguntémosle a la hormiga de René, pregutémosle a los animalejos marinos que se empeña en salvar Gustavo, preguntémosle las orugas de Mercedes, a los pajaritos de Roberto, o a mis ranas si es que ¿no tiene sentido la vida y salvaguardarla para que prosiga con su camino? 

Un simple acto de emancipación compasiva tiene sentido; al menos, para estos animalitos, lo tuvo...

FIN 

martes, 21 de junio de 2011

Vinculada a la frustración

María no es una mala persona, solo se encuentra equivocada, vinculada a la frustración. Desde niña, sus padres la trataron como a una princesa, pero nunca le dijeron que no lo era; se les olvidó explicarle que la vida es injusta y que, ante el amor paternal, existen muchas otras circunstancias ajenas que demeritan lo que sienten todos los padres por sus hijos y que ese sentimiento, no se aplica universalmente. Ella creció con la falsa idea de que el mundo debía de servirle, ahí la raíz de sus males presentes.

Ella nunca fue "agraciada físicamente" hablando y eso no importa, ¿cuántos de nosotros realmente lo somos en una sociedad que no mira más allá de nuestro aspecto y cuando la belleza solo se traduce en un simple y vulgar concepto? 

María nunca se "cultivó" en las artes de embellecer "su interior", en alimentar su personalidad, lo que realmente reflejamos con nuestro comportamiento. Hizo todo lo contrario: osada y atrevida en "el arte" de comprar todos aquellos productos "embellecedores" y mágicos que la transportarían al planeta de la aceptación, perdió la mitad de su vida y mucho dinero, mucho dinero. Las revistas del chisme de "la farándula", constituían la sabiduría vulgar para entablar una plática amena en los círculos donde se desenvolvía, y de la televisión, mejor ni hablamos; ésta última se establecía como el mejor de sus maestros, su gurú "educacional". ¿Cuántos "hombres" no "hacemos" lo mismo? (¡!)

María ahora tiene 40 años, se mantiene plácidamente trabajando para una empresa que la remunera económicamente bien, su trabajo, constituye en llevar a cabo lo que le encomienda su jefe inmediato y lo hace bien; le exige los mejores resultados para la empresa y ella los lleva a cabo sin importarle ser grosera y pisotear a quienes dependen de "sus resultados". Su frustración la ha convertido en "un ogro". Es mal encarada, déspota, egoísta, mentirosa, aduladora, traicionera, soéz, etc., y demás adjetivos calificativos que quieran colgarle.

Su jefe inmediato siempre habla de ella como un simple instrumento por el cual recibe "reconocimientos"; y cuando se encuentra "en confianza" (éste último) con sus jefes superiores y le preguntan "¿cómo le hiciste?", el responde lo siguiente: (textual) "Así son todas las pinches viejas feas, son dedicadas y por eso no me gusta contratar a viejas "bonitas y pendejas".

María se siente aceptada, en el fondo piensa que su jefe realmente la nececita, pero no es así. Sus frustraciones la llevan a vivir un mundo imaginario, se cree y se siente indispensable y "respetada", pero la realidad es distante en estos aspectos: "todos" hablan mal de ella, a nadie le agrada, "todos" se quejan de su trato y nadie hace nada por cambiarlo.

<<Éste es un cuento-relato de ficción. Cualquier parecido con la coincidencia, es mera realidad>>

Cuando me paro frente a ella, frente a María, para tratar cualquier asunto que le compete y por consiguiente le interesa a la empresa en la cual los dos laboramos, (sí, es una compañera de trabajo), le esbozo la mejor de mis sonrisas, le hablo con las palabras más cálidas con que un ser humano se puede dirigir a otro ser humano y le pido lo que nececito. El resultado es mágico: ella me contesta desde su escencia perdida con otra sonrisa, y sin "coquetear", guardando distancias, me agradece de igual manera y después me resuelve mi problema sin necesidad de tanto "argüende".

Yo creo que todos, de cierta manera, nos encontramos vinculados a la frustración.

FIN.

sábado, 18 de junio de 2011

Mi personaje predilecto

Mi personaje predilecto es callado, ecuánime, amoroso, grandioso, lúcido, inteligente, soez, fino, cortés, educado, honorable, humilde, honesto, fino, sobrio (y no solo en su actitud). Es sincero, recto, directo, casi rectilíneo. Jamás lo he visto hacer algo que traicione sus propios principios.

A mi personaje predilecto no lo conocí cuando era pequeño, sé poco de su pasado, me hubiese gustado haberlo conocido; solo sé que sufrió mucho para llegar a ser el gran ser humano que es en este momento, y lo que hoy precisamente y sin quererlo, lleva por título este escrito. 

 Tal vez, y también por esas mismas razones, aprendió a amar la vida, a apreciarla realmente.

Mi personaje predilecto no es un santo, pero es lo más sagrado a lo que aspiro ser, a lo que quisiera convertirme. Tampoco es un erudito, pero me atrevo a decir que es la persona más sabia que he conocido en mi vida. Mi personaje predilecto tuvo la fortuna de haber estudiado hasta ¿sexto grado de primaria? No lo sé, lo desconozco, entiendo que aprendió solo a leer y escribir y por lo tanto, se ahorro toda una dósis de "educación formal y corrupta". Él es autodidacta.    

Admiro a mi personaje predilecto, es un gran tipo. Si me pusieran en una balanza a otros grandes personajes de la historia de la humanidad (que admiro), tales como Jesús el Nazareno, Ernesto "el Ché" Guevara y José Saramago, no dudaría en anteponer toda mi razón por defender a mi personaje predilecto, a fin de cuentas y gracias a él, conocí a los tres personajes anteriormente descritos.

Por si no se han dado cuenta (que lo dudo), mi personaje predilecto es: MI PADRE...

En honor a él y solo a él (aunque este escrito coincida con una celebración a todas luces estulta y de "un solo día"), le dedico las siguientes palabras:

GRACIAS POR SER, GRACIAS POR EXISTIR. PORQUE SIN TÍ NO SERÍA NADA; EL DÍA DE HOY SIMPLEMENTE NO EXISTTIRÍA. Y NO ME REFIERO AL HECHO SIMPLE DE QUE ME HAYAS CONCEBIDO; TE AGRADEZCO EL HECHO DE QUE ME HAYAS ENSEÑADO A VIVIR Y A DECIDIR LIBREMENTE MI CAMINO... ¡GRACIAS!

FIN

jueves, 16 de junio de 2011

A la deriva

Para  "Emily", co-autora de lo que lleva por título éste cuento:

El pescador llevaba tanto tiempo en alta mar que terminó perdiendo el rumbo. Se sentía confiado de no haberse alejado demasiado de la costa, pero a la vez estaba consciente de que las mareas son traicioneras y pueden desviar facilmente a una embarcación pequeña como la suya. Tres semanas habían pasado desde su infortunio y comenzó a preocuparse más por la falta de víveres y agua dulce, que por el lapso de tiempo real que llevaba perdido, así es, se encontraba perdido y no lo aceptaba.

La única brújula con que contaba, eran las estrellas nocturnas que no podía observar por culpa de "una manta de neblina espesa que cubría su horizonte de costado a costado"; hacía tanto tiempo que no las contemplaba, que comenzó a pensar en todas esas situaciones fatalistas en las que piensan quienes sienten una muerte cercana e inminente. Optó por dejar de buscarlas aún cuando se despejaba el cielo; su otra brújula, era la melancolía que lo invadía a cada instante, a cada segundo y se traducía en un sentimiento de culpabilidad por todo lo malo que había hecho en su vida.

Pasada otra semana, nuestro pescador dejaba de serlo para convertirse en un náufrago, no cabía la menor de las dudas; cuatro semanas ya constituían una señal de alarma para que sus familiares y amigos (que constituían la mitad de ese pequeño islote-pueblo pesquero) salieran a buscarlo en compañía de la otra mitad "del pueblo" pesquero y apesadumbrado. Es curioso, pero la naturaleza humana, ante una desgracia singular, siempre se transforma en una pluralidad total por tratar de ayudar en algo. ¿Altruismo falso? ¿Egoísmo ético? -¡Da igual!, ¡Que me encuentren y ya está!- pensaba el desdichado.

A la quinta semana, el infortunado protagonista de este cuento ya se daba por muerto, y como tal, había tenido tiempo de sobra para recapacitar sobre su vida, buena o mala y otorgarse un perdón. ¿De qué? Eso solo lo sabe él y hay que respetarlo, no nos compete inmiscuírnos en tan delirantes demonios; tal vez los puso a trabajar y eso es muy respetable, respetémoslo, no somos nadie para juzgarle y menos aún cuando se acepta lo que pocos nos atrevemos a reconocer: que la vida es efímera y la muerte algo que no podemos evitar.

Dos días después, el pescador-náufrago tocó tierra, no lo creía y con las fuerzas que aún mantenía, bajó de su pequeño navío, reconoció la geografía del terreno y entendió entonces que la misma marea "traicionera" que lo había alejado de su hogar, era la misma que lo vomitaba de regreso. El "pueblo" se encontraba desolado, todo mundo se mantenía en su busqueda y la soledad, la soledad se respiraba por sí misma y en toda la superficie de lo que sus ojos le daban para observar, le dolía fuertemente la cabeza. -Ha de ser por la deshidratación- Suponía.

Nada importaba en ese momento, no se sentía feliz, tampoco estaba triste, solo pensaba hacia sus adentros y agradecía el hecho de seguir vivo. ¿A quién? Nunca lo sabremos, pero aquí entre nos, les platico la realidad de este suceso: nuestro pescador jamás salió de pesca, es más, jamás se internó en el mar. El día que pensó haberlo hecho, solo fue porque tres litros de aguardiente lo mantuvieron intoxicado en tan demente alucinación. Sus familiares y amigos solo se mantuvieron a la espectativa para estar seguros de que no cometiera alguna tontería dentro del bote encallado a la orilla de la playa.

Todo fue una ilusión, y si la vida es lo mismo, entonces busquemos crear la mejor de ellas. Nuestro pescador se mantuvo a la deriva, regresó de "la muerte" y no para morirse, renació, solo se renovó después de ese "gran viaje". ¿Y si la vida es solo eso? ¿Una ilusión? ¿Una embriaguéz? ¿Una alucinación? ¿Un "gran viaje"? ¿Estamos a la deriva? Yo creo que sí, pero eso no importa, demasiadas preguntas para responder en un simple cuento...

FIN 

martes, 14 de junio de 2011

La mejor obra de arte

Desde niño le dijeron que tenía talento parar tratar a los animales y comenzaron a manifestarle que debía de ser veterinario cuando grande; a él no le desagradaba la idea, a fin de cuentas amaba la vida en cualquiera de sus variedades y los animalitos, constituían un gran motivo dentro de este catálogo, pero no estaba del todo seguro, él quería ser artista y como tal, crear arte.

La mayoría de los padres siempre cometen el error de querer encaminar a sus hijos a un sueño no realizado por ellos mismos y esto aunado con una sociedad de creencias egoístas y una educación corrupta, terminan bloqueando de cierta manera el libre albedrío de quien desea desde pequeño encontrar su propio camino.

En la secundaria no faltaron los compañeros y profesores que lo convenían para decidirse por una carrera en específico, pero siempre con la reserva de recomendarle la que a ellos les parecía "más conveniente" por la pasión que consideraban mejor para enfrentar a éste "mundo competitivo" y también porque le "harían ganar mucho dinero". ¡Bah!, a él lo que menos le interesaba, era esto último.

Al término de su adolescencia y entrado en la pubertad, sustentaba en su persona más dudas que confianza de lo que realmente quería ser -el mundo es una vorágine con ánsias carnívoras de nulidades y ausencias-, se decía hacia sus adentros y poco a poco comenzaba a desilucionarse de sus perspectivas sin detenerse a analizar, que dentro de su frase por describir al mundo en el que vivía, ya se marcaba y se hacía diferente a otros chicos de su edad... ¿Quién a sus 17 años ostenta semejante discernimiento? Pocos, él conformaba parte de ese "pocos".

Así pasaron los años, trabajaba para mantener sus estudios y estudiaba para conseguir una meta, no quería ser una oveja más del rebaño -al menos, si no consigo mi sueño, me desmarco por completo de ésta maldita congregación de seres ausentes de si mismos- volvía a discernir hacia sus adentros y es curioso, pero en ocasiones la vida y el universo mismo, conspiran sin que te des cuenta que ya están determinando tu destino.

Un par de años después, decidió dejar sus estudios, el dinero y aunque parezca irónico, termina por ser más rentable y estable que el estudio mismo, termina irremediablemente por estrujar y desmoronar aspiraciones, ilusiones de personas que solo desean ser sí mismas. Él no se rindió, decidió ser un autodidacta como el padre que no había conocido y se dispuso a leer, después de leer siguió leyendo y poco a poco, sin darse cuenta, deboraba libros y más libros. ¿De qué temas? De todos, toda la lectura y más aún cuando le encontró un verdadero gusto, no saciaba su curiosidad por seguir descubriendo cosas nuevas y encontrar en esas cosas nuevas, más cosas nuevas para darles sentido y encontrar explicaciones para simplemente exlicarse su existencia.

Ya siendo un adulto mayor, no le importaba trabajar en donde le "dieran lo necesario para subsistir", él seguía absorto en el hábito que se había creado. Visitaba bibliotecas públicas y compraba, cada que podía, un libro que le llamara la atención. Era considerado un trabajador ejemplar en la empresa donde se encontrara; no faltaba, siempre cumplía con sus obligaciones y procuraba no hacer críticas porque no era lo suyo; solo cumplía con lo que le encomendaban y lo más importante, siempre, siempre establecía e instaba a sus compañeros de trabajo, a desarrollar un ambiente sano y placentero para sobrellevar las arduas y difíciles horas que conlleva cualquier trabajo, el que sea.

Él se encontraba contento con su existencia, no tenía mucho, pero al menos ostentaba lo necesario. Desde hace mucho tiempo no pensaba en conseguir su meta de ser un artista y tampoco le preocupaba. Un mal día, de esos que suelen suceder más de vez en cuando que lo que creemos es "más de vez en cuando", llegó un supervisor en turno y le dijo que habían decidido "hacer" un "recorte de personal" (como si las personas se pudieran "recortar") y lo encomendaron a recoger sus pertenencias porque ya no era "necesario" en esa empresa.

El protagonista de este cuento, llevó a cabo el estúpido procedimiento que le encomendaron hacer. Recogió sus cosas y entre llantos y despedidas sinceras por parte de todos aquellos con los que había convivido por muchos años y que de cierta manera constituían lo más cercano a ostentar una familia, se despidió. No derramó lágrima alguna, se hizo el fuerte y las guardó. Pensó otra vez hacia sus adentros -pobre escritor de éste cuento, siendo yo el protagonista, platica en singular y luego pluraliza  "las LAGRIMAS" que me atraganté en la garganta, ¡que alguien le explique la diferencia por favor!-

Después de tan desagrable suceso, se decidió un día a escribir su vida, como él la veía y la vió tal cuál. -¿Y ahora qué?- se preguntó, ya no se dijo así mismo. El protagosnista de nuestro cuento a muerto, pero dejen les platico lo que sucedió antes de su fallecimiento: ESCRIBIÓ LAS MÁS GRANDES Y HERMOSAS NOVELAS QUE PODAMOS IMAGINAR, LO PREMIARON CON UN "NOBEL DE LITERATURA", SE CONVIRTIÓ EN UN SER INMORTAL PORQUE DENTRO DEL LEGADO DE SUS LETRAS, JAMÁS NADIE SE ATREVERÁ A OLVIDARLO. En eso consiste la "verdadera muerte", en olvidar y él, no será olvidado...

¿Fin? ¡NAH! ¿Qué nombre lleva por título este cuento? Ok, Prosigamos líneas abajo para definir el final...

Años antes de morir, "él", entrecomillado y precedente por haber cumplido muchos años y ser como tal un "pronombre personal, o la tercera persona del singular de blah, blah, blah", entendió su legado y sin querer "ser un artista" como desde niño lo había soñado, volvió a discernir: "EL JUICIO QUE TENEMOS DE NOSOSTRO MISMOS, ES MÁS IMPORTANTE QUE TODO LO QUE CREAN CREER DE NOSOSTROS MISMOS. SI LO QUE HICE FUE "DEFECTUOSO", ¡QUÉ IMPORTA!, LO HICE CON AMOR Y EN BENEFICIO DE QUIEN AMÉ Y SIEMPRE CONSIDERÉ MI IGUAL, MI SEMEJANTE, AHORA LO ENTIENDO, PUEDO MORIR EN PAZ".

Al protagonizta de este cuento, quiero que lo recordemos y consideremos por lo siguiente: ¿sus obras? ¿sus novelas? ¿sus escritos? ¡¿cuáles?! ¡ésto es un cuento!  No seámos ridículos...

Nuestro protagonista, al distinguir claramente lo que sentía, sin querer hacerlo, creó LA MEJOR OBRA DE ARTE: DESARROLLÓ SU ALMA Y PARA TAN INGENTE TAREA, TUVO QUE APRENDER A AMARSE ASÍ MISMO...

FIN

sábado, 11 de junio de 2011

La flor más hermosa del universo

El explorador estaba listo para partir, le habían comentado que más allá de lo recóndito y si se armaba de valor, encontraría a "la flor más hermosa del universo". Esa flor, le dijeron, es tan hermosa que por si misma puede retoñar sin necesidad de la luz solar y también que era capaz de abrir sus pétalos en los tiempos más difíciles y extremos que las cuatro estaciones del año pudieran recetarle. Él, en realidad era botánico y la simple idea de encontrar tan místico brote, lo encausaba a descubrir la más grande de las inquietudes que pueden sentir quien se ocupa de tiempo completo para tales taréas. A fin de cuentas, un explorador a eso se dedica, ese es su trabajo. -Pensó hacia sus adentros para darse valor y emprender la búsqueda a lo desconocido-

El explorador solo sabía lo que le habían dicho: "en latitud norte 45°, este 25° entre la longitudinal del sur con 56° y oeste 92°, ahí la encontrarás", esa información era lo único que había recibido ¿pero de quién? ¿quién le había dado esa información? ¡BAH!, eso no importa. Recordemos que los exploradores son seres extraños a los cuáles no les interesa saber más allá de los datos simples que puedan servir para encontrar "algo".

 -Soy un explorador, mi trabajo es descubrir lo indescubrible-, se decía a sí mismo para darse ánimos en un lugar desconocido en que había desembarcado. El explorador en terrenos extraños, se convertía más en un descubridor de nuevos mundos. La isla en la cual había descendido, se encontraba deshabitada de la misma especie a la cual él pertenecía, pero eso no le importó y ni siquiera le dio importancia, -para eso vine aquí, no importa el tiempo que me lleve a tal descubrimiento- Se dijo más para darse ánimos que por estar seguro de lo que realmente hacía. La duda comenzó a invadir su optimismo; después de unos meses y cuando los víveres comenzaron a escasear, decidió volver a su ciudad natal con las dificultades que eso conllevaría y que se reducían a un solo concepto que le revoloteba la cabeza: "Haz fracasado".

Años más tarde, ya en la tranquilidad de su hogar, después de haber perdido el espíritu aventurero y de convertirse en un ermitaño por tal fracaso que constituía no haber descubierto la flor "prometida", el explorador se decidió a salir de su casa. Durante muchos años imaginó la apariencia de dicha flor hasta que llegó al punto de que la consideraba algo, por así decirlo, utópica y por lo mismo, más hermosa aún de lo que le habían dicho en un principio. Terminó idealizando algo simple y sencillo.

Su idealización cobró vida y cuerpo cuando un día decidió salir de su cabaña ermitaña y darse cuenta que a pocos metros de su propiedad y de donde mantenía un invernadero abandonado, salía dentro del mismo un viejo decrépito acompañado de un asno que llevaba sobre su lomo un racimo enorme y hermoso de las flores más hermosa que ojo humano hubiese tenido la oportunidad de haber visto. El explorador absorto, sin darse cuenta del lacrocinio que cometía semejante viejo decprépito, no dudo en hacer la pregunta que todos esperamos: "¿DÓNDE ENCONTRASTE ESAS FLORES QUE TANTO HE BUSCADO?"

El "viejo decrépito" solo atinó a contestar lo siguiente: "llevo años llevándolas a mi casa; este invernadero ha estado abandonado tanto tiempo, que decidí darle lo que le faltaba para cultivar las más grandes y hermosas flores que jamás nadie pudiera ver: amor, tiempo, dedicación y respeto. No tuve los recursos necesarios para darles lo que se supone les faltaba, pero me he dedicado a ellas en cuerpo y alma..."
El explorador, sorprendido, solo atinó a decir: ¡gracias! ¡se lo agradezco señor mío! ¡realmente se lo agradezco!

Después de eso comprendió que él, por el simple hecho de  "existir", constituía por derecho auniversal, la siguiente ecuación aritmética: Si cuido de mi persona, cuido de mis seres queridos. Si cuido de mis seres queridos, cuido de mi propiedad. Si cuido de mi propiedad, estoy al tanto de lo que realmente necesito. Si mi invernadero es parte de mi propiedad, debo cuidarlo, y si invierto dentro lo que tengo o soy lo que quiero descubrir, podré convertirme en el más grade descubrimiento. Eso es lo que soy: "La flor más hermosa del universo"...

FIN

viernes, 10 de junio de 2011

El éxito de los fracasados

El mundo se ha dividido, sus "dirigentes" así lo decidieron cuando creyeron que a quienes consideraban "fracasados", debían de ser separados y excluidos de su "mundo perfecto". Los despidos comenzaron indiscriminadamente dentro de las empresas que dirigían, crearon nuevas ciudades y la sociedad fue dividida, de paso, -comentó uno de ellos- desaparecemos el status socio-económico. Desde ahora en adelante dejaran de existir la pobreza extrema, los pobres, los de clase media y los ricos. Conceptos, todos ellos, incómodos para un mundo artificial que crean los seres ávidos de poder.

A los fracasados les costó mucho trabajo entender la "realidad" y aceptar también que habían sido sometidos a una injusticia, pero asimismo estaban conscientes de que no podían mantenerse en ese estado por mucho tiempo. Las primeras ideas que se les vinieron a la cabeza, fueron las de organizarse y comenzar a hacer lo que cada uno de ellos había aprendido antes de ser exiliados, pero existía un problema, sus antiguos "patrones" seguían monopolizando en su totalidad a las dos sociedades divididas. Ironías de la vida: los fracasados volvían a fracasar.

Así pasaron algunos años, los fracasados sobrevivieron con los ahorros que tenían, pero éstos últimos no durarían por mucho tiempo y comenzaron a pensar en nuevas ideas que los hicieran salir adelante. Nada se les ocurría, se encontraban tan inmersos en seguir experimentando sentimientos de injusticia que se mantenían en un estado de sopor que los aislaba aún más, nada se les ocurría.

Un buen día y después de mucho cavilar en su desgracia, uno de ellos se levanto y dijo: Ya lo sé, no necesitamos seguir pensando en ideas y soluciones para seguir adelante; para que las cosas cambien, debemos de aceptar la transformación de nosotros mismos. Lo que debemos hacer es rendirnos, aceptar la realidad y desmoronar de nuestras mentes, esas ideas locas que nos impiden desarrollarnos.

Y así sucedió, los fracasados dejaron a un lado las morales obsoletas que les habían inculcado desde pequeños y decidieron darle paso a sus nobles deseos, a entregarse por completo a la alegría de vivir y dejar de temer a las amenazas de aquellos que antes los controlaban. Al menos, esto último ya no existía y se traducía en una gran ventaja. Esos hechos pasados no constituían su camino, definitívamente todo sucede en este mundo por una razón y lo entendieron así. Aceptaron con humildad su realidad, recordaron que se encontraban de pie porque ya habían aprendido eso del hecho de haber caído demasiadas veces y por fin las cosas se aclararon, interpretaron sabiamente que para aprender a triunfar, se debe fracasar.

Por otro lado, sus antiguos verdugos gozaban felices de su éxito y se congratulaban por seguir manteniéndolo sin haber aprendido nada, sin ver más allá o mejor dicho, por no querer ver más allá. La comodidad, el temor y la pereza los mantenía hipnotizados.

La vida es irónica, ya lo había escrito con anterioridad, y sucede que el mundo en su totalidad comenzó a colapsar. Junto con él, la sociedad idílica que habían construido los "exitosos" y como es de esperarse, éstos últimos no supieron que hacer al respecto. Mientras tanto, los fracasados no resintieron este colapso de la misma manera, se encontraban de pie y seguros de que si tomaban algo de por aquí, para acomodarlo por acá, andarían por el mejor camino para adaptarse a este cambio radical. La justicia existe, al menos en este cuento...

FIN   

lunes, 6 de junio de 2011

La revuelta de los cándidos

Todo comenzó ayer en la noche, lo recuerdo perfectamente: no hacía frío ni hacía calor, el viento suspiraba con una extraña serenidad que parecía suspenderse así mismo y las estrellas turbias y confusas, enviaban titilantes señales luminosas en código morse. Sí, estoy seguro que era una especie de "código morse sideral" que convocaba al comienzo.

Al despuntar el alba, el sol asomaba con la debilidad que avisora un día de implacables calores, las últimas de las estrellas mensajeras se retiraban dando órdenes a las nubes para que dieran paso al astro rey. Éste último había recibido el mensaje sideral y sabía perfectamente lo que debía de hacer: nada, solo observar. La segunda fase había comenzado.

<<Los astros se han confabulado en nuestro favor -se escuchó una débil vocecilla y prosiguió- Hoy es el día, nos encontramos aquí reunidos para decir ¡basta!, para hacer de este mundo, un mundo mejor.>>

El propietario de esta vocecilla era un niño pequeño de escasos 6 años de edad, frente a él se encontraba reunida una muchedumbre de centenares de miles de personas que lo vitoreaban fervientemente. Ancianos, niños, jóvenes, adultos, hombres y mujeres todos ellos, a la espera de la primera orden por pronunciar. El pequeño líder de la revuelta esbozó una sonrisa, esa era la orden.

¿Se imaginan una revuelta de cándidos? Yo sí, pero solo puedo platicarles que a partir de ese momento, en que los cándidos comenzaron su revuelta, el mundo no volvió a ser el mismo. No pudieron cambiarlo, a fin de cuentas solo quería algo mejor para ellos y también estaban seguros que si lo conseguían, "ellos" se revertiría en un sinónimo de totalidad. 

<<¿Y si nosotros no lo somos todo, entonces qué somos?>> -Repetía y se preguntaba así mismo el pequeño líder de la revuelta.- La revuelta de los cándidos comenzó... ¿Seguirá? No lo sé, eso espero, por el bien de todos...

FIN

viernes, 3 de junio de 2011

La cofradía de los puercos

-Los puercos son malos, son seres despreciables que no respetan ningún sentido que la vida nos ha otorgado, ésto es inhumano, no deberían de tratarnos de esta manera y mucho menos transportarnos así...- (esbozó hacia sus adentros Isaac, y más aún, dentro de una jaula móvil que lo llevaba a su última morada. Él no sabía de esto último).

 -¿Qué pasa?- (Preguntó David) -Nos habían dicho que solo era un viaje de excursión, ¿porqué se escuchan tantos gritos de dolor?-

-Relájate mi hemano, debemos de confiar en los "amos"- (Contestó Noé).

-¿"Amos"? ¿Acaso no ves cómo nos tratan?- (Espetó Jesús casi desbordando un sentimiento rabioso de rebelión e invitando a un amotinamiento). -¡A la chingada!, rompamos estas jaulas que nos mantienen prisioneros!- (fue lo último que se le escuchó decir antes de que lo silenciaran con una descarga eléctrica detras de la cabeza, en la nuca para ser más precisos y en forma de cruz).

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<<Silencio, solo silencio absoluto, nadie revira, nadie esboza el mínimo de los sonidos. Éstos últimos ya no se escuchan, se apagaron, ya no existen, se fueron para siempre, dejaron de existir...>>

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(No existe nada en el ambiente. Se escucha un silencio absoluto, se siente, se huele el hedor, no hay temor, solo ganancias. El dolor terminó, solo existe la realidad que gobierna en el ambiente)
-Para esto nacimos, es nuestro destino, aceptémoslo- (Dice una voz celestial que nadie comprendre).

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Son ellos, ¡sí! son ellos... "Dinero", "muerte", "dinero", mal olor y luego "más dinero" que huele a muerte, a muerte real y verdadera... Todo acabó, se terminó.

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La cofradía de los puercos ha vuelto, han regresado, están de vuelta,. Han asesinado, de nosotros se alimentan indiscrinádamente... ¡Éramos seres humanos! ¿Porqué no nos respetan?

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No hay más, no existe más...

FIN.

El león y el sapo

En un lugar remoto existía un león bobo, príncipe y heredero de un reino construido por su padre el rey león. El león bobo fue educado en las "mejores" escuelas de la selva; (y por "mejores", entendamos la falsía que manifiestan las comillas que encierran a dicha palabra). Su padre así lo decidió porque quería un heredero digno y "estudiado" para poder así delegarle la responsabilidad de administrar los bienes de su reino cuando él decidiera retirarse.

En la escuela el león bobo conoció a un sapo de "estirpe"; y por "estirpe", entendamos lo mismo que se comenta líneas arriba acerca de "mejores". El león bobo y el sapo se hicieron buenos amigos a pesar de lo distante de sus especies y eso, porque en realidad compartían algo en común: los dos eran codiciosos.

Así pasaron los años hasta el momento en que terminaron sus respectivas carreras y cada uno de ellos regresó a desempeñar lo que habían estudiado. El león bobo volvió al reino de su padre, la selva, y el sapo de "estirpe" a la charca donde había nacido. Ambos pasaron los siguientes años de sus vidas desperdiciando el tiempo y pensando que la vida los premiaría por el simple hecho de haber estudiado en una escuela cara, pero no fue así.

La vida en ocasiones ofrece lecciones y en este caso, aunque breve, les mostró que un hogar humilde y con libros, les hubiese bastado para haber aprendido más que la escuela más costosa, de eso se dieron cuenta cuando la realidad los abofeteó al no darles lo que esperaban de manera inmediata. Pero este no es un cuento de hadas, es más real y menos mágico, por lo tanto y como habremos de imaginarlo, volvieron a reunirse pasados unos años.

Al león bobo le comenzaron a delegar, poco a poco, responsabilidades dentro del reino de su padre y siempre bajo el escrutinio y el regaño  del rey que lo seguía considerando inexperto; y así como la vida da lecciones de vez en cuando, también premia a los que no han hecho nada por conseguir los mérito necesarios y merecerlo. El león bobo terminó contactando a su amigo el sapo y juntos emprendieron una aventura: el primero como el príncipe heredero y el segundo como su mano derecha, su consejero real. Y colorín colorado, este cuento se ha...

Bueno, bueno ¿estamos de acuerdo en que los cuentos no deberían de ser muy largos? Ok, pero tampoco olvidemos que pueden carecer de un final. Seamos breves para determinar éste último:

El león bobo ahora vive en la opulencia, ha perdido los escrúpulos y solo le interesa el dinero y las riquezas materiales. Su mano derecha, el sapo, y mayor precursor de los cambios impuestos para conseguirlo, ahora vive ataviado de adornos, ese fue su premio. Su mayor logro, ha sido tragarse a una hermosa mariposa, pero no olvidemos que por ese simple hecho, un sapo puede aprender a volar...

FIN.