Debemos reconvertir todo lo que nos han enseñado: Planta un hijo, tén un árbol, lee un pinche libro...

lunes, 6 de junio de 2011

La revuelta de los cándidos

Todo comenzó ayer en la noche, lo recuerdo perfectamente: no hacía frío ni hacía calor, el viento suspiraba con una extraña serenidad que parecía suspenderse así mismo y las estrellas turbias y confusas, enviaban titilantes señales luminosas en código morse. Sí, estoy seguro que era una especie de "código morse sideral" que convocaba al comienzo.

Al despuntar el alba, el sol asomaba con la debilidad que avisora un día de implacables calores, las últimas de las estrellas mensajeras se retiraban dando órdenes a las nubes para que dieran paso al astro rey. Éste último había recibido el mensaje sideral y sabía perfectamente lo que debía de hacer: nada, solo observar. La segunda fase había comenzado.

<<Los astros se han confabulado en nuestro favor -se escuchó una débil vocecilla y prosiguió- Hoy es el día, nos encontramos aquí reunidos para decir ¡basta!, para hacer de este mundo, un mundo mejor.>>

El propietario de esta vocecilla era un niño pequeño de escasos 6 años de edad, frente a él se encontraba reunida una muchedumbre de centenares de miles de personas que lo vitoreaban fervientemente. Ancianos, niños, jóvenes, adultos, hombres y mujeres todos ellos, a la espera de la primera orden por pronunciar. El pequeño líder de la revuelta esbozó una sonrisa, esa era la orden.

¿Se imaginan una revuelta de cándidos? Yo sí, pero solo puedo platicarles que a partir de ese momento, en que los cándidos comenzaron su revuelta, el mundo no volvió a ser el mismo. No pudieron cambiarlo, a fin de cuentas solo quería algo mejor para ellos y también estaban seguros que si lo conseguían, "ellos" se revertiría en un sinónimo de totalidad. 

<<¿Y si nosotros no lo somos todo, entonces qué somos?>> -Repetía y se preguntaba así mismo el pequeño líder de la revuelta.- La revuelta de los cándidos comenzó... ¿Seguirá? No lo sé, eso espero, por el bien de todos...

FIN

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