Debemos reconvertir todo lo que nos han enseñado: Planta un hijo, tén un árbol, lee un pinche libro...

viernes, 15 de julio de 2011

Las sombras de siempre

Me despierto, apago el despertador y preparo la ropa que he de ponerme en el momento. No me gusta decidir dicho incidente desde la noche anterior, ¿para qué?, ese momento lo utilizo para analizar brevemente lo que hice durante el día. ¿Para qué estropear tales reflexiones en nimiedades simples y boberías nefastas? "¿Qué me pondré mañana?", ¡Patrañas!

¿A poco no se pierde tiempo y se matan neuronas en balde con esos simples pensamientos que tal parecen "inofensivos"? Mejor me los ahorro y los invierto en algo más, (por así decirlo) en algo más efectivo para así darme cuenta de lo que sucede a mi alrededor y en mi interior que es más importante.

Mentiría si no dijera que cometo tonterías a diario; pendejadas de diferente y distintas categorías... y todo por no terminar de dominar al cabrón ego que se encuentra allí, dentro de uno mismo y a la espectativa, siempre listo para boicotear "el buen comportamiento" que uno desea llevar a cabo.

Al salir y "encender" el auto, solo llevo dentro de mi consciencia el hecho de llegar con bien a mi destino: lidiar con tráfico, con más tráfico y con uno que otro ser inconsciente que maneja del nabo. No importa, el día ya sea lluvioso o soleado, no deja de ser día, uno nuevo que estoy viviendo.

La carretera se convierte en un manicomio de gente que tiene prisa y solo quiere llegar lo más pronto posible a su destino... ¿Para qué? No lo sé, solo los miro como a sombras de mis peores momentos, de cuando me encuentro de igual manera atrapado en situaciones que rebasan mi realidad y que por lo mismo me encabronan y terminan por estropear mis mejores intenciones y bueno, al menos recapacito en ello y hago lo posible por no caer en esa maldita monotonía que comparto con todos aquellos que critico en este preciso momento.

Llegando al trabajo, encuentro lo mismo: seres dominados por la frustración, dominados por la mediocridad de querer "ser algo" y sin aplicar el mínimo esfuerzo por conseguir lo que se desea... y claro está, no todos, siempre existen las excepciones, lo reconozco, pero a fin de cuentas: sombras, solo sombras...

Mi vida es colorida, o procuro que así lo sea para que no se convierta en algo monocromática; me esfuerzo
un poco porque algo dentro de mí me dice que no puedo convertirme en un ser gregario simple y vulgar. No quiero ser una sombra, no deseo convertirme en una de ellas: Las sombras de siempre, las que siempre veo. Bueno, desde mi propia perspectiva y haciendo uso de la palabra "siempre" que detesto por considerarla "totalitaria"...

FIN

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