"Sexo, Dios y el Diablo", palabras subjetivas y como tal, relativas, propias, peculiares dentro de la intrínseca psique humana. No entiendo el porqué de que estas tres palabras se rebelen como un llamativo aparador para llamar la atención de los incautos.
Dios, es y constituye un antagonismo sobre el Diablo y visceversa, el cambio de los factores no altera el producto; dictaminan a fin de cuentas, una férrea lucha y conclusión matemática que deja descobijado a un pobre incauto llamado Ser Humano.
El Sexo ejemplifica el siguiente factor que llama la atención y nos atrae de manera inherente... ¿Quién no piensa en él? Ó al menos en su sano juicio: "¡¿Quién no piensa en él?!" (Y no supongamos que un monje budista se escapa ante tal realidad). ¡Todos somos humanos!
Nosotros, los Seres Humanos, somos como cucarachas ignorantes y edonistas a la búsqueda de nada. Nos encanta vibrar entre deseos, de un lado y otro, entre el bien y el mal, entre lo malo y lo bueno y sin detenernos a recapacitar que simplemente nos encontramos a la mitad de una lucha entre dos seres titánicos y a todas luces imaginarios... ¿El Sexo es malo ó es bueno?
Personalmente considero que puedo cambiar de opinión en el momento que lo desee y lo quiera. ¿Por qué no he de poder hacerlo si la materia misma de lo que estoy hecho puede cambiar bajo las leyes de la física y que gobiernan este Universo para convertirse en líquidas y/o gaseosas a su gusto y conveniencia? (Según se necesite).
Dios no es mas que un verbo que conjugamos yo, tú, él, nosotros, ustedes, ellos... entre conjugaciones abstractas... ¿Y con el Diablo? ¿Qué sucede? ¡Es lo mismo!, pasa lo mismo. Solo conjugaciones de verbos entre pronombres personales engañados y convencidos por un ente u otro, según la creencia y el caso.
No lo sé, me encuentro en medio de este par de granujas incongruentes y güevones. Se olvidaron del Sexo, entre su lucha y su conflagración para saber quién se queda con nosotros, se olvidaron de ello. Cuando se dieron cuenta, estimaron con uno y otro de nuestra misma especie, una especie de complot para convencernos de que tal "acto" es "bueno" o es "malo"...
Según mi experiencia y muy personal, el Sexo me conlleva como herramienta para un sin fín de motivaciones que me transladan a algo que escapa de lo bueno y lo malo. Puede ser bueno, puede ser malo, ¿quién lo sabe? Yo lo sé, porque al llevarlo a la práctica, me doy cuenta de que el Diablo es bueno, Dios es malo (¡nada cambia!) y yo decido porque al final de cuentas disfruto de la libertad que me otorga la individualidad que se les escapó por estar disputándonos como en un juego de azar.
El Sexo es como una naranja cuando la comemos, para algunos es agria y amarga, para otros es dulce y acaramelada. La naranja no tiene la culpa y tampoco nadie se encuentra errado o en lo correcto. Una naranja es redonda, nadie puede discutir lo contrario y eso, eso es una realidad que se escapa a cualquier tipo de razocinio...
FIN
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